La marca personal no va a la velocidad de la luz, se cocina a fuego lento. En un mundo donde todo parece medirse en likes, la constancia se ha vuelto un valor subestimado. Queremos resultados inmediatos, reconocimiento en un post y credibilidad en un fin de semana, pero la reputación —como la confianza— se cultiva con tiempo, coherencia y propósito.
Y sí, es tentador rendirse cuando el esfuerzo no se viraliza, pero ahí está el punto: el personal branding no es la receta para brillar rápido, sino de permanecer en el tiempo. La constancia es seguir hablando con coherencia incluso cuando nadie aplaude. Porque en marca personal no se mide cuántas veces te caes… sino cómo te levantas.
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