Hablemos de... El Héroe: cuando el cargo es una carga

No puedo recordar a todos los clientes que cuando empezamos a trabajar en su arquetipo me dicen “quiero ser el héroe”… han sido muchos, tal vez demasiados.

El problema no es querer ser El Héroe. Pero en política está sobreutilizado, mal entendido y, sobre todo, mal sostenido. Porque no hay duda, ser héroe suena genial, atrae medios y hasta te puede convertir en trend topic. Pero vivirlo… uff… eso es otra historia.

El título de mi artículo esta semana es recordando la frase de uno de mis asesorados, un gran actor político que contradictoriamente defiende que no es político, y que dice que “el cargo (político) es una carga” y nos hace pensar en la responsabilidad que el poder significa (si, suena a Spiderman), y por lo tanto la gran ilusión de cómo todos quieren vestirse de superheroes para ganarse el poder.

¿Por qué todos sueñan con ser el héroe?

Porque el héroe es un imán. Margaret Mark y Carol Pearson, en The Hero and the Outlaw, nos dicen que el héroe busca demostrar valor, superar pruebas y dejar legado. Yo le sumo generar fans, y eso suena perfecto para un político:

  • El que lucha contra la corrupción - check

  • El que salva a la patria - check

  • El que promete derrotar al enemigo externo - triple check

El héroe es eso… un héroe. Y en un mundo donde los votantes quieren esperanza y fuerza… ¿Quien no quiere ser Superman?

El problema: mantener el arquetipo es brutalmente difícil

El héroe tiene un problema: siempre tiene que demostrar algo. Su narrativa exige acción constante, resultados visibles y una coherencia a prueba de balas.

Veamos las cifras:

  • Según el Edelman Trust Barometer 2025, 7 de cada 10 personas creen que los líderes tergiversan la verdad o exageran. Es decir, la mayoría ya no cree tan fácil en “héroes”.

  • Un estudio de Ipsos reveló que solo el 19% de los ciudadanos cree que los políticos cumplen sus promesas electorales. Imagínate ser héroe y no cumplir: pasas de héroe a villano en un meme.

  • En política, la expectativa es altísima. Y el héroe siempre está en la mira: basta un error, un escándalo o un mal titular para que la narrativa de grandeza se derrumbe como castillo de naipes.

Ser héroe no es ponerse la capa: es sobrevivir a la presión de llevarla.

Ser Héroe está sobrevalorado

Lo siento si le pego a tu ego, pero ese es mi trabajo.

Todos quieren ser héroes porque vende. Pero cuando todos se ponen la misma capa, lo que antes era épico se vuelve cliché. Un político que grita “¡salvaré a este país!” en 2025 es tan original como el que sabe bailar Sopa de caracol.

Además, el héroe mal entendido puede pasar de película taquillera a caricatura: discursos sin resultados y promesas imposibles de cumplir. Y lo peor: el desgaste. Un héroe que no puede sostener su relato se quema, y el público no perdona o a veces incluso olvida… no se cual es peor.

Joseph Campbell y el viaje del héroe

Cuando hablamos del “Viaje del Héroe” es como el libro sagrado del storytelling; que básicamente nos habla de:

  1. El llamado a la aventura.

  2. La travesía llena de pruebas.

  3. El retorno con una transformación.

Pero ojo no necesitas ser un héroe para vivir o narrar ese viaje. Un político puede encarnar ese esquema desde otros arquetipos:

  • El Sabio, que atraviesa pruebas para traer conocimiento y claridad.

  • El Cuidador, que enfrenta dificultades para proteger a su gente.

  • El Rebelde, que desafía al sistema y trae cambios radicales.

El viaje es universal, pero el arquetipo no. El error es pensar que solo “el héroe” puede recorrerlo.

¿Por qué el héroe se desgasta tan rápido en política?

  1. Porque todo se sobredimensiona. Si eres héroe, cada victoria debe ser épica, pero también cada error se convierte en tragedia.

  2. Porque el héroe necesita un villano. Y en política, cuando no hay villano real, se inventa uno. El riesgo: el relato se vuelve artificial.

  3. Porque la gente quiere héroes humanos, no superhéroes. Y cuando ven incoherencias, el héroe se cae, como decía mi abuelita, de la nube rosada.

Entonces… ¿bajamos del altar al héroe?

No necesariamente. El héroe puede ser útil si está bien trabajado y si es auténtico. Pero debe usarse con inteligencia, no como disfraz de campaña.

Lo que recomiendo a mis asesorados es:

  • Pregúntate si tu historia de vida realmente calza con este arquetipo.

  • Evalúa si tienes la energía, coherencia y resiliencia para sostenerlo en el tiempo.

  • Y sobre todo: no te cases con la idea de que ser héroe es la única manera de tener impacto.

El problema no es querer ser héroe. El problema es creerse Superman y lanzarse de un décimo piso sin paracaidas.

La marca personal política necesita autenticidad. Y la capa del héroe requiere demasiada coherencia y honestidad. Si no es tuya, mejor búscate otro traje.

En el escenario político, el verdadero héroe no es el que lo grita, es el que lo demuestra.